Aprendí a ver el sol incluso en los días nublados

Hubo un tiempo en mi vida en el que odiaba la lluvia.

Me parecía triste, melancólica, y sentía que esos días no se podía disfrutar de la vida ni ser igual de feliz. Siempre esperaba que saliera el sol para que las cosas "mejoraran".

Pero todo cambió un día, después de un mes entero de lluvias en mi país. Me dije a mí misma: "Algo tiene que haber que me cambie esta perspectiva". Fue entonces cuando comencé a leer sobre una filosofía que hablaba de la lluvia y, finalmente, encontré lo que buscaba.

Descubrí su belleza.

Entendí que la lluvia es necesaria porque:

• Limpia y refresca.
• Hace crecer las plantas.
• Purifica el aire que respiramos.
• Nos invita a entregarnos a un proceso de transformación, permitiéndonos convertirnos en una versión renovada de nosotros mismos.
• La lluvia puede ser nuestra aliada, porque el agua es el principio de todas las cosas que existen.

Cambié mi perspectiva y esto es lo que hago ahora:

• Si quiero caminar, no me quejo: abro un paraguas, me pongo botas, impermeable y salgo a disfrutar.
• Puedo ir con una amiga a una cafetería, disfrutar de una bebida caliente, tener una charla hermosa y ver la lluvia desde adentro.
• Puedo hacer pochoclos y disfrutar de una serie en familia.
• Puedo recibir amigos en casa y pedir unas pizzas.
• Puedo hornear cookies con mi hijo.
• Puedo leer un libro mientras escucho el sonido de la lluvia.

Te invito a darle la vuelta a esos días grises y descubrir los colores que la vida tiene para ofrecer después de la lluvia.

Porque, después de todo, siempre vuelve a salir el sol.